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Prof. Cristian Giambrone

Los terraplanistas y la posverdad.


¿Qué es la posverdad?

Vivimos en un tiempo en el que importa más lo que quiero creer que lo que la realidad de los datos me dicen. El diccionario de Oxford define a la posverdad (post-truth) como aquellas “circunstancias en las que los hechos objetivos son menos influyentes en la opinión pública que las emociones y las creencias personales” Pero hay que profundizar esta afirmación, porque resulta que siempre está a la mano la famosa y confusa frase de Nietzsche, que afirma que “no hay hechos, solo interpretaciones”. Sin embargo, hay que hacer una salvedad para no caer en una mala interpretación, porque incluso esa frase es una interpretación.

Que no haya hechos, sino solo interpretaciones no indica que todas las interpretaciones tengan el mismo valor o precisión en la ponderación de tal o cual fenómeno. En “El Anticristo”, al hablar sobre la disciplina en la que primeramente se especializó, Nietzsche afirma que la filología es, “en un sentido muy general, el arte de leer bien -poder descifrar los hechos sin falsearlos, mediante interpretaciones, sin perder, en el deseo de comprender, la paciencia, la sutileza […] trátese de libros, de novedades periodísticas, de destinos o de hechos meteorológicos”. (Nietzsche, El Anticristo, número 42).

Salvaguardando la honestidad intelectual, haciendo honor a la lógica[1], respetando los saberes ya construidos y estructurados de las diversas ciencias sociales, físicas/naturales o formales, debemos comprender que no cualquier interpretación es válida de por sí. En cualquier momento podemos caer en falacias o errores de razonamiento, mucho más si las argumentaciones ponen más el acento en el factor emocional que en los datos que se tengan sobre tal o cual hecho.

Entonces, la posverdad sería un actual estado de cosas en las que toda información o afirmación no se basan en hechos objetivos, sino que su fundamento es la apelación a las emociones, creencias o deseos del público[2]. Podemos verlo en los vacíos discursos políticos, en los programas de la farándula en los que debaten personalidades del medio sobre algún tema, generalmente social, pero en los que rara vez se convoca a un especialista en el tema para que aporte su interpretación, acaso más sutil, fruto de la reflexión paciente y de años de investigación; también podemos verlo en los generalmente estériles debates en redes sociales como Facebook o Twitter.

¿Por qué las redes sociales fomentan la posverdad?

Según el físico teórico Cristian Huepe, en un trabajo publicado en el 2012 junto a sus colegas del Instituto Max Planck[3], “la red de interacciones en un modelo de formación de opinión tiende a fragmentarse mucho más fácilmente si se da en un modelo de conexiones similar al de las redes sociales digitales”[4]. Para decirlo en palabras más acordes al lenguaje al que estamos acostumbrados en los medios de comunicación argentinos: las redes sociales, por su manera de vincular a usuarios y de brindar información a estos últimos, contribuyen a la ya famosa grieta, en este caso, la grieta ideológica.

¿De qué manera pasa esto? Se explica de modo relativamente sencillo. Gracias a los algoritmos que estos programas (Facebook, Instagram, Twitter, etc.) utilizan para decidir qué productos ofrecernos, a qué usuarios sugerirnos para que nos vinculemos o sigamos, las noticias que nos muestran, o los estilos de publicaciones que más nos gustan. ¿En base a qué decide ese algoritmo[5]? pues ni más ni menos que registrando en una base de datos los tipos de fuentes de información que más consultamos, registrando los usuarios con los que más hemos interactuado con, por ejemplo, los “me gusta” que damos a sus publicaciones o los productos que buscamos en Internet más de una vez.

Burbujas informacionales

Aquella fragmentación (crecimiento de la grieta) de las redes sociales, genera una especie de burbuja informacional, pero también de vínculos sociales digitales, en la que la información objetiva no fluye de un grupo a otro dentro de aquella fragmentación. Esto quiere decir que “mientras más se distribuyan las noticias a través de las redes digitales, más proclives seremos a la posverdad”.[6], porque el estado de fragmentación tiende a sostenerse, ya que todos los usuarios están mayormente de acuerdo con las fuentes de información que leen, con los otros usuarios con los que se vinculan y las publicaciones que se les muestra en el feed de la red social por la que navegan.

Esto resulta de nuestra tendencia natural a vincularlos con los que piensan como nosotros (homofilia) potenciado exponencialmente por las tecnologías de la información digital. Un ejemplo claro resulta de la “última campaña electoral en EE.UU. en la que se comprobó que la burbuja de seguidores de Trump no tenía conexión alguna con la burbuja de seguidores de Clinton”.[7]

Un efecto claro de estas burbujas es la imposibilidad que los algoritmos ponen para que nos llegue algún tipo de información o reflexión alternativa que tenga, con suerte, algún grado mayor de objetividad, o al menos, que nos haga dudar de nuestra fuente u opinión personal. Es por eso que, la única manera en la que los terraplanistas sean un grupo cada vez más en aumento, entre otros factores, es a través de la existencia de estas burbujas informacionales dentro de un paradigma de posverdad, en las que, gracias a la potencia tecnológica para comunicarnos con grupos en cualquier parte del mundo, muchas personas pueden ir a YouTube y encontrar cientos de videos con argumentos terraplanistas con una gran capacidad de confundir o persuadir a quien no esté lo suficientemente atento.

Pero no son el único ejemplo, los movimientos anti-vacuna también lo son. Además de los cada vez más posibles y creíbles argumentos que sostienen que las elecciones son, en gran medida, definidas por lo que sucede en las redes sociales y la capacidad de los agentes de campaña para usarlos a su favor. En la serie norteamericana House Of Cards aparece una hipótesis muy bien elaborada sobre cómo podrían utilizarse las redes sociales para la manipulación de la masa electoral.

Argumentos definitivos contra la tesis terraplanista

Volviendo a los terraplanistas. Sin desarrollar demasiado los argumentos que postulan los creyentes de la tierra plana, vamos a dar dos argumentos que creemos serán incontestables para los que creen, increíblemente en pleno siglo XXI, este tipo de cosas.

El primer argumento que daremos en contra del terraplanismo, luego de investigar un poco, tratando de dar con fuentes[8] confiables[9] sobre el tema es el siguiente:

  1. Uno de los puntos débiles de la teoría de la tierra plana es el cielo, o lo que los antiguo llamaron “la bóveda celeste”. La cosa es que el grupo de estrellas que podremos ver en la noche cambia según nuestra posición en el mundo. En el modelo de la tierra plana siempre estaríamos viendo el mismo cielo, el mismo grupo de estrellas. Pero no es esto lo que sucede si observamos el cielo durante la noche porteña y luego lo hacemos durante la noche madrileña

  2. El segundo argumento que nos ofrecen nuestras fuentes, y el definitivo, según compartimos con el físico y divulgador científico español José Luis Crespo Cepeda[10], es el de la rotación de las estrellas en uno y otro hemisferio del planeta. En el hemisferio sur giran en sentido horario, mientras que en el hemisferio norte giran en sentido antihorario, fenómenos que no observaríamos en el modelo de la tierra plana, ya que la rotación de las estrellas debería ser siempre en un mismo sentido, debido a que existiría un único plano desde el que observar dicho giro. Esto se puede comprobar de modo casero: utilizando la técnica del star-trail[11] con una cámara fotográfica, realizándolo, por ejemplo, en una noche de Buenos Aires (hemisferio sur) y luego en una noche de Madrid (hemisferio norte)

Más allá del terraplanismo (o enseñanzas para la vida digital cotidiana)

Hay que advertir que casi todos los debates en las redes sociales se basan en falacias argumentativas, y esto tendría que ser inaceptable para nosotros si es que queremos mantener cierta razonabilidad común en la que podamos construir consensos que contribuyan a una convivencia armoniosa y a saberes rigurosos, que no alimenten la posverdad, cuya principal consecuencia es la fragmentación o burbujas sociales e informacionales.

A la Lógica le corresponde establecer si un razonamiento es válido o no, o si es correcto o no. Hay que aclarar que ella “no se ocupa de estudiar las características psicológicas de los procesos mentales de razonamiento, sino cuándo un razonamiento es <<correcto>>”[12]. Las falacias, según el manual de “Introducción al Pensamiento Científico” elaborado por la UBA en el 2016 para el ciclo de UBA XXI, son razonamientos que “resultan engañosos, puesto que, o bien parecen deductivos, a pesar de ser inválidos, o bien parecen correctos a pesar de no serlo”.[13]

Todo aquello nos lleva a la necesidad de tener en cuenta que, cotidianamente, no estamos dispuestos a invertir esfuerzos en juzgar rigurosamente si hay verdad o no en lo que creemos, no estamos dispuestos a someter a análisis nuestras fuentes o nuestros círculos de relaciones humanas, sean digitales o presenciales, como si en todo esto hubiera la necesidad de manejarnos según una economía del pensamiento.

Debemos ponernos frente a la exigencia de que nuestras interpretaciones sobre los hechos sean el fruto de la reflexión paciente y del arte de la sutileza.

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NOTAS:

[1] Aquella disciplina que establece las reglas para determinar si un razonamiento es correcto o no, es válido o inválido.

[2] Peña Tobar, Fredy. " Posverdad: ¿Mentira, falacia o verdad?" Mensaje, vol. 67, no. 668, 2018, p. 30. Informe Académico, Consultado el 7 Julio de 2019.

[3] Allí estudian cómo componentes de cualquier índole generan efectos o fenómenos distintos a la suma de sus partes, y aplican esos principios de estudios a los sistemas sociales humanos que interactúan en Internet hasta alcanzar acuerdos.

[4] Huepe, Cristian. "Ciudadanos del mundo de la posverdad." Mensaje, vol. 67, no. 668, 2018, p. 26. Informe Académico, Consultado el 7 Julio de 2019.

[5] Conjunto ordenado de operaciones sistemáticas que permite hacer un cálculo y hallar la solución de un tipo de problemas.

[6] Huepe, Cristian. "Ciudadanos del mundo de la posverdad." Mensaje, vol. 67, no. 668, 2018, p. 26. Informe Académico, Consultado el 7 Julio de 2019.

[7] Francisco Albarello, Entrevista para Pensar Liberado. Link: https://pensarliberado.wixsite.com/pensarliberado/single-post/2019/06/22/Tecnolog%C3%ADas-de-la-Informaci%C3%B3n-Lectura-Transmedia-y-Filosof%C3%ADa

[8] Canal de YouTube de José Luís Crespo Cepeda: https://www.youtube.com/watch?v=iVNt1NuU0hE

[9] Portal de Noticias de la Universidad Autónoma de Madrid, sobre Sobre José Crespo: https://t.co/dFRLHgGvE0

[10] Perfil personal en Linkedin: https://www.linkedin.com/in/quantumfracture/?originalSubdomain=es

[11] Un star-trail es un tipo de fotografía que usa largos tiempos de exposición para capturar el movimiento aparente de las estrellas en el cielo nocturno debido a la rotación de la Tierra

[12] Mariela Natalia Destéfano; Santiago Ginnobili; Martín Narvaja; María Del Carmen Perot, IPC: Teorías de la Ciencia, Primeras Aproximaciones, Eudeba, 2016. p. 109

[13] Ibidem, p. 158/159

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